Todos los castillos tienen sus leyendas, unas románticas, otras trágicas y otras fantasmagóricas. Aunque en este castillo tenemos un poco de todo, hoy os traemos una leyenda muy curiosa que habla sobre los orígenes de esta imponente fortaleza.

Cuenta la leyenda que en tiempos del rey Alfonso VIII, vivía en Medina un rico labrador llamado Andrés Voca. Era tan buen vasallo que asistió con su gente a la Batalla de Alarcos (1195), donde Alfonso VIII pierde contra el califa almohade Yusuf al-Mansur, y a la de las Navas de Tolosa (1212), donde vencen contra el califa almohade Miramamolín.

Pero poco más tarde, para sorpresa del Rey, este recibe una denuncia de los vecinos de Andrés Voca quienes le acusan fabricar moneda en su propia casa. En un principio el rey no hizo caso de las denuncias, pero finalmente decidió aclarar la situación y le llamó a palacio. Una vez allí el Rey le pidió que declarase si el delito era cierto, a lo que Voca contestó:

“Señor, quien lo ha dicho dijo la verdad; pero suplicole que ya que yo he confesado y mi delito está relevado de prueba, que antes que se proceda contra mí, Vuestra Alteza me haga una merced, y es que al amanecer, se digne visitar mi casa para que pueda ver el medio que tengo de fabricar moneda, y prometo a V. A. que por la ida y por la honra que me hace al visitarla he de corresponderle yo con gran servicio”.

El Rey, sin dejar de estar sorprendido, apreció mucho la respuesta de su vasallo, y encendida su curiosidad le prometió cumplir sus deseos. A la mañana siguiente se presentó con su corte en la casa del labrador. Entró en un patio muy grande rodeado de fraguas donde una multitud de trabajadores estaba faenando, mientras otros salían con sus yuntas a labrar las tierras. El rey quedó admirado al ver tanta obra en casa de un labrador y comprendió la grandeza de Andrés Voca, que le dijo:

“Señor, vea V. A. de la manera que se hace moneda en mi casa; pero en pago a la merced que me ha hecho al honrarla con su presencia, prometo poner por el suelo el castillo viejo que está en la ciudadela y hacer uno nuevo que desde los puertos de mar hacia tierra adentro no se halle otro como él”.

Pero como suele pasar, esto es tan solo una leyenda más…